La abuela Alma recibió la noticia del fallecimiento de su amiga con indiferencia. ¿Crees que porque haya muerto dejaré de escribirle?, comentó a Asunción, la mujer que cuidaba de ella. Así pues, persistió en el envío de cartas a Ernestina, hasta el punto de que, alarmada, la hija de ésta le escribió recordándole el fallecimiento de su madre. Creo en la correspondencia, no en la muerte, le telegrafió Alma en un huero intento por hacerse entender. Perdido entre tres velas distantes, en la oscuridad.
Abierto toda la noche
David Trueba.
Elegía
viernes, 13 de mayo de 2011
Publicado por
Miss B
en
16:45
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